domingo, 30 de mayo de 2010




Cuando tú no estás, el tiempo pasa lentamente,
Me clavan las agujas del reloj, me vuelvo inerte,
Te Quiero junto a mi, no tan solo en el presente,
Yo Te Quiero ahora y, también eternamente.

A veces, observando la tibia aurora,
Puedo sentir que sueños, como rocío bajo el sol se evaporan,
Sin tu luz, sin tu aura, sin tu presencia,
Siento como ilusiones caen cuales lágrimas en decadencia,
Mi lengua parece muerta, hasta que te pronuncia,
El brillo de tus ojos, mi felicidad anuncian,
Tu contacto, me hierve la sangre y acelera el corazón,
Me rompe el pecho, la adrenalina aumenta al verte,
La pasión explota, con el simple hecho de tenerte.

Estoy a un segundo de ti y del universo, a un segundo,
Dame tus alas, regálame un suspiro,
Déjame desviar mi susurro a tu oído,
Sentir, que por ti vivo, que por ti respiro,
Volver a encontrarme, cuando me hallé ya perdido,
Pon tu mano sobre el viento,
Ponla sobre la mía y, olvidémonos del tiempo,
Quiero sostener tu voz con el borde de mis labios,
Apegarme a ti, saber que tus latidos son solo míos.

Llegaste con el susurro de la noche y el aullido de la Luna,
Serás mi guía en medio de la penumbra,
Soy un cualquiera en tus manos y, un Dios en tus Ojos,
Armonía divina
Eres naturaleza, maravillosa melodía,
He deseado verte, cuando en las estrellas tu sonrisa veo,
Eres todo y, cuando más creo,
En tus labios deslumbré mis ganas de vivir,
Una esperanza de escape a mi Utopía,
Eres una caricia, una delicia, un placer, mi olvido del lamento,
Te Quiero Tanto, que soy capaz de darte un Cielo que No tengo.




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